martes, 14 de diciembre de 2010

Anécdota de la infancia

       Me encantaba jugar con mi hermana pero lo que más me gustaba era un juguete muy especial que lo heredé de ella, era un triciclo. Un día en mi pueblo cogí el triciclo, siempre me gustaba bajar un cuesta que teníamos en el patio, me acuerdo que mi abuela me decía y me repetía que no bajara que lo iba a romper y yo necia, bajando cada vez más la cuesta, hasta que una vez el triciclo no aguantó más y se rompió quedándome en la mano sólo con el manillar y yo lo que hice es mirar hacia atrás, esperando ya la riña de mi abuela y veía  a mi hermana riéndose y al final acabe riéndome yo.

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